Las manchas que gotean en el camino, un corazón herido se va sin vacilaciones, se estremece en el sufrimiento, se mira en el interior y no encuentra más que oscuridad y soledad. Asustado escucha el susurro del viento, el palpitar del andar, recuerda el momento en que fue destrozado cuando sin más, acorralado por el filo de las mentiras que traspasaron su alma al descubrir la verdad.
¿Y que piensa el corazón agonizante al punto de morir? piensa en los recuerdos de felicidad, momentos fugaces como una estrella que desaparece en la noche, tan rápidos pero tan hermosos, tan delirantes en momentos de éxtasis, que se disuelven como la arena en el mar de sufrimientos.
Finalmente mira hacia al cielo recostado en una roca dando sus últimos suspiros, recuerda al amor que se fue y ya no esta, a la razón de su existir, un llanto recorre su ser, sus ojos llenos de lagrimas se extienden en un segundo eterno, luego al son de las olas el atardecer cae y el anochecer se alza, su aliento se silencia poco a poco y un segundo después se dibuja una leve sonrisa, que refleja un amor verdadero que esté donde esté será el lazo más fuerte en el universo que nunca desaparecerá. La noche se llena de vida con la ironía de que el corazón destrozado apagó su voz, su existir.
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